Cuentos y fábulas

Santiago y Stiven





Era ya de noche, cuando sonó el timbre de la casa de Santiago, era su queridísimo amigo Stiven. Santiago estaba ya a punto de dormir cuando escuchó el timbre intermitente que le llegaba hasta el tímpano - ¿Quién podría ser? - preguntaba con voz dudosa, pues era muy raro que alguien lo visitase a altas horas de la noche. Frunciendo el ceño y con los ánimos a todo dar, se levantó de la cama y se dirigió por las escaleras hacía la puerta principal de su casa. 

- ¿¡Stiven?!, ¿qué haces aquí?, ¿no ves la hora que es?. Deberías estar durmiendo en tu casa - exclamó Santiago con voz furiosa. Al momento de terminar lo dicho por Santiago, Stiven, soltó en llantos, era una pobre alma en pena que buscaba algo, ¿qué era?, eso mismo se preguntaba Santiago, él quería saber el motivo por el cual, primero, irrumpió a la puerta de su casa a altas horas de la noche y saber el porqué estaba llorando de una manera asombrosa.

- ¡Es David! ¡Fue el miserable David! Todo esto es por culpa de él. - exclamaba Stiven frunciéndole el ceño a Santiago. Hubo un momento de silencio dónde reinaba la confusión; por un lado, Santiago, no sabía con exactitud qué hacer, ¿sería conveniente preguntarle más acerca de lo sucedido con el supuesto David o era mejor esperar a que él lo contara por voluntad propia? Era una duda que lo comía de adentro hacía afuera. - Pasa, Stiven, pasa a mi casa y hablamos mejor - le dijo Santiago con voz enternecedora a Stiven. Él accedió y se sentaron juntos en la sala de la casa. - Cuéntame con detenimiento qué fue lo que sucedió - exclamó Santiago. 

- No te lo había contado antes pero... Tengo novio y ese se llama David, sé que estarás enfadado conmigo pero de verdad no te lo quise contar porque sé que te pondrías enfadado conmigo y eso es lo que menos espero. Ahora bien, David, me fue infiel, se juntó con otro chico llamado Kevin que es mi mejor amigo, los alcancé a ver agarrados de la mano y en el vehículo de  Kevin recogiéndolo de la escuela. - le dijo Stiven a Santiago. 

Stiven no había terminado lo anteriormente dicho, cuando Santiago con el rostro atónito calló de un solo golpe a Stiven gritándole: ¿QUÉ? ¿CÓMO PUDISTE HABERME HECHO ESTO? 

Stiven llorando sin cesar trataba de calmar los ánimos rojos de Santiago diciéndole: ¡Te lo quise decir antes pero me costó! ¡No quería perder tu "hermoso" cuerpo"! ¡Entiéndeme! Era algo muy difícil de entender para Santiago, era lo evidente pero la verdadera pregunta era ¿por qué lo hizo Stiven? 

- He estado saliendo con David desde hace dos meses y medio y tan solo lo usé para mi conveniencia, al que verdaderamente amo es a ti, Santiago. - exclamó Stiven con voz atónita a Santiago. - ¡Eres el peor de los hombres, maldito seas tú y tu perra fecundadora! Me mentiste y por eso la vida te lo ha pagado tan cruelmente. ¡Bien merecido lo tienes! ¡Qué todas las enfermedades te lleven al abismo del infierno! Yo tan solo fui un cruel juego de tus patrañas. ¡Deberías tener vergüenza de ti mismo! - le dijo Santiago a Stiven con voz furiosa. Era evidente la rabia que le tenía Santiago a Stiven, pues él no sabía que Stiven estaba ya saliendo desde hace muchas semanas con un chico. Para sorpresa de muchos, Santiago era mucho mayor que Stiven por diez años, pues el primero contaba con treinta años y el segundo con veinte, era evidente que el mayor de los prostitutos se encontraba en Stiven. 

Al final, Santiago echó de su casa a Stiven sin antes maldecirlo hasta por nacer, desde ese día no se sabe qué pasó con él ni con su maldita familia, como la consideraba Santiago. Santiago es ahora uno de los candidatos a ser el mejor abogado del buffet de abogados de su localidad.

Santiago y Stiven está basada y adaptada en un hecho real de la vida de Andrés S. Mora Rodríguez. La fuente de inspiración para crear este cuento corto es hasta ahora una incógnita que pronto será revelada en la más grande venganza literaria: Cristofer.







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